sábado, 16 de mayo de 2009

Reseña en Milenio.com

jueves 30 de abril de 2009

DF: desastres anunciados / I
CRIBA
Jesús Anaya Rosique

Una de las mayores aglomeraciones urbanas del planeta, el DF y su zona metropolitana (ZMCM), se enfrenta a varios “desastres que se avecinan”. Los riesgos graves y qué podemos hacer para disminuir la vulnerabilidad de la Ciudad de México son la materia de este libro, una advertencia brutal para “sacudir nuestras inercias y actuar antes de que sea demasiado tarde”.

El libro ha sido elaborado por dos periodistas que entrevistaron a expertos científicos clave y se documentaron en libros, revistas, diarios y materiales consultados por Internet. Buscaron explicaciones a los grandes desafíos que pueden desembocar en magnos desastres y reiteran la urgencia de “prevenir de verdad”. Nada que ver con el “catastrofismo”: ofrecen “un gran mural de los mayores peligros en que vivimos en esta ciudad… para alertar y crear conciencia en la sociedad … modificar a tiempo las tendencias de riesgo y procurar información sólida”. Un ejercicio que apela al derecho ciudadano de estar bien informados: “nos asomamos a distintos escenarios en cada uno de los riesgos abordados… sus causas y situación actual, así como las acciones para contrarrestarlos… Dos preguntas claves: ¿qué hacer no sólo para sobrevivir sino para mejorar nuestras condiciones de vida y lograr una urbe más habitable, segura y sustentable para nosotros y las futuras generaciones?; y ¿estamos haciendo lo correcto para reducir nuestras vulnerabilidades? El tiempo se agota…”

¿La historia de una ciudad sin futuro? “Todo indica que nos enfilamos a repetir la dolorosa experiencia de 1985, las inundaciones catastróficas que padecimos, a sufrir una creciente escasez de agua potable y el hundimiento de zonas completas de la ciudad, invadidos de aire contaminado que mina nuestra salud, afectados por las consecuencias del cambio climático y otras calamidades… La vulnerabilidad se relaciona directamente con la concentración demográfica desbordada, procesos de industrialización incontrolados, incremento de vehículos automotores, aumento de población con elevados niveles de pobreza”.

Se recuerda que “las relaciones Estado-sociedad después del desastre de 1985 fueron la expresión sociopolítica de un régimen no democrático, que incumplió con los compromisos suscritos por el gobierno en los foros mundiales”. En todas las tragedias sucedidas, “ninguno de los responsables ha pagado el daño causado. La complicidad empresarios-funcionarios-políticos es más poderosa que cualquier anuncio oficial de que se hará justicia y se sancionará a los culpables… La gestión pública en México no considera la responsabilidad por omisión”. Subsiste además “una visión reduccionista… los principales problemas se derivan de omisiones, negligencias, incompetencias, intereses”. La polémica central entre autoridades y especialistas radica precisamente en las distintas percepciones sobre la vulnerabilidad y sus causas profundas, así como sobre la prevención de los desastres… ésta debe ser “una acción organizada desde la sociedad civil para reducir la vulnerabilidad, garantizar la integridad física y la seguridad de los ciudadanos y sus pertenencias… una tarea que le corresponde a la parte civil, no al ejército”.

Continuará

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