miércoles, 4 de febrero de 2009

DF: El desastre que viene

El temido sismo, la gran inundación, el estallido del Popo, la nube tóxica, el aniquilador cambio climático y otras calamidades nos acechan

La Zona Metropolitana de la Ciudad de México sufrió cuatro desastres entre 1978 y 2000, de los 47 que asolaron al país. Cada uno dejó cuando menos 100 víctimas o pérdidas económicas extraordinarias. De acuerdo con DF: El desastre que viene, día con día aumentan las probabilidades de que la megalópolis sufra otro desastre de consideración, como:

Inundación y escasez: la nueva expansión del Drenaje Profundo no descarta el riesgo de una gran inundación en diez o quince años debido al hundimiento de la ciudad, por la sobreexplotación del acuífero. Se extrae el doble del líquido del que se recarga, por lo que la escasez de agua potable se agudizará. La reciente reducción de 50% en el suministro del sistema Cutzamala anuncia tiempos de sed.

El sismo tan temido: no se sabe cuándo, pero es seguro que un gran terremoto similar al de 1985 –que dejó 10 mil muertos, 30 mil damnificados y derrumbó 400 edificios–, pondrá a prueba las nuevas edificaciones en sitios de la zona del lago que antes eran vírgenes. La catástrofe podría ser peor por el hundimiento e incumplimiento del reglamento de construcción.

Contaminación atmosférica: prolongada y a largo plazo, nos sumerge en concentraciones de ozono que rebasan dos horas diarias la norma más de la mitad del año. El coctel tóxico que respiramos contiene, entre otras, sustancias cancerígenas que disminuyen 60 días por año la esperanza de vida y partículas que elevan 6% la mortalidad de los adultos mayores e incrementan la frecuencia y duración de los males respiratorios.

Fuerte erupción del Popocatépetl: 200 mil personas evacuadas se alojarían de golpe en la capital. Si el viento es propicio, cubriría a la ciudad un manto de diez centímetros de ceniza que aparte de empeorar la contaminación del aire y derribar los techos de los más pobres, paralizaría el tránsito aéreo y la comunicación inalámbrica. Si la ceniza se mezclara con la lluvia o se tirara a la coladera, taparía los drenajes.

Cambio climático: este desastre progresivo agudizará en unas décadas la escasez de agua, el abasto de alimentos, la deforestación y la amenaza de una gran inundación, así como el riesgo de episodios agudos de contaminación, olas de calor y epidemias.

En la serie de reportajes que conforman el libro DF: El desastre que viene, Guillermo Bermúdez y Martha Elena García analizan no sólo los probables escenarios de que estos fenómenos azoten a la gran ciudad y asuman proporciones de catástrofe, sino también apuntan claves para que la sociedad haga algo por disminuir su vulnerabilidad, comenzando por informarse mejor. En conjunto representan un fresco que ofrece un panorama sobre los diversos riesgos que deberán enfrentar los habitantes de esta ciudad.

Saldrá a la luz próximamente, editado por Grijalbo.